Carlos García, un electricista con una historia de éxito

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Carlos García es español y llegó a Dunedin en 2001. No sabía inglés, salvo lo más básico: how are you and hello. Y poco más. Confiesa que, en realidad, no sabía nada y su esposa, Isoli, estaba obligada a traducirle prácticamente todo.

Así empezó la historia de Carlos García en Nueva Zelanda.

Su primer trabajo fue en el supermercado Countdown, donde oficiaba como reponedor de productos. Como su inglés era muy limitado, aprendió observando lo que los otros empleados hacían. Trabajó dos días la primera semana y luego trabajó otros dos días la semana siguiente. Poco después consiguió una plaza en una fábrica de maderas, donde hacía marcos de puertas, ventanas y rodapiés. Este fue su primer trabajo permanente y lo hizo por tres años.

Aunque iba mejorando en el idioma, tomó un curso de una semana para mejorarlo aún más, pues pronto se convenció de que es difícil integrarse a una sociedad cuando no se habla o domina el idioma. En cualquier caso, reconoce que la gente de Dunedin, donde reside, siempre fue muy amable y tuvo suerte de que lo ayudaran en todos los sitios donde trabajó.

Su vida cambió cuando en 2006 decidió estudiar para electricista.

Fue una decisión difícil pues le tomaría tres años y medio y tenía que trabajar 40 horas a la semana y tomando una clase nocturna una vez a la semana. Reconoce que fue difícil ser un aprendiz adulto, un reto tener que dar explicaciones largas en inglés y además presentar exámenes teóricos y aprender toda la reglamentación apropiada para el oficio, aunque lo era menos con las matemáticas y los cálculos al tratarse los números de un lenguaje universal.  Pese a todas las adversidades, incluida la de ser padre de familia, nunca pensó en abandonar su objetivo.

Cuando terminó sus estudios obtuvo un contrato permanente en la misma empresa donde había llevado a cabo sus prácticas: McArthur and Symons Electrica. En ella trabajó por ocho años, para después mudarse a Downer, donde fue nombrado senior electrical supervisor. En Downer se encargó durante cinco años del mantenimiento de los semáforos en Dunedin, Mosgiel, Oamaru y Queenstown, y una parte más en Christchurch.

Pero esto no fue todo, un buen día, Carlos García dio un paso mucho más adelante y, luego de hablarlo con su mujer, decidió independizarse e iniciar el 28 de agosto de 2018 su primer trabajo en su propia empresa: Chrome Electrical Limited.

Carlos García reconoce que no fue difícil, pero sí estresante, pues ahora el trabajo implicaría un trabajo adicional: papeleo, presupuestos, certificados, pedidos, y contestar muchos emails. Aun así, no se arrepiente. Cuando se lo preguntan, no titubea en confesar que sigue convencido de haber tomado la decisión correcta, y no sólo de haberse independizado sino, aú más importante, de haber iniciado en 2006, pese a las dificultades pero con los apoyos ofrecidos por el gobierno para estos casos, los estudios para convertirse en el exitoso electricista que ahora es, independiente y orgulloso de su trabajo y su familia.

Carlos García y su familia

En estos momentos lo que Carlos García busca es expandir su empresa, y tal vez contratar pronto a un electricista más que lo asista, ya que, lo reconoce, el trabajo cada vez se le apila más en su escritorio. Por ahora es cauto debido a la situación del Covid-19, pero no pierde la esperanza de que una vez que todo vuelva a la normalidad, su empresa, tal como sucedió con él, siga creciendo.

Carlos García es, sin duda, una historia de éxito de un inmigrante que llegó a este bello país sin hablar prácticamente inglés y ahora lidera una empresa eléctrica que cuenta, sin duda, con todo el mejor de los futuros por delante.

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